El debate sobre la agresión. Parte 2
También se ha encontrado que la actividad cerebral de regiones como la corteza orbitofrontal, el giro cingulado, la amígdala cerebral y el núcleo accumbens se relaciona con comportamientos agresivos y puede estar regulada por los niveles circulantes de testosterona (Delgado et al., 2018).
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